domingo, 15 de febrero de 2015

El contacto y comunicación con el progenitor no custodio

En algunos casos, la solución para el caso concreto familiar se establece en un sistema de tenencia exclusiva de los hijos a cargo de uno de los progenitores. Es entonces cuando es preciso decidir la pauta que permitirá el mantenimiento de la relación parento-filial entre el progenitor no custodio y los niños.

Los criterios que pueden guiar la decisión forzosamente han de considerar en primer lugar los intereses y necesidades de los niños. Para ello, el sistema debe tratar de garantizar que se cumplimentaran dos funciones psicológicas fundamentales:

  • Asegurar la protección de los derechos de los hijos y del progenitor a tener acceso mutuo y relacionarse libremente a pesar de que no vivan juntos.

  • Proteger y potenciar el vínculo emocional existente entre los hijos y el padre/madre con quien no conviven. 
La estructura más adecuada y viable a la realidad concreta de la familia y para su diseño deben contemplarse algunos aspectos fundamentales:
-          El vínculo existente entre el progenitor y el hijo.

-          La edad y nivel evolutivo de sus hijos.

-          Las posibilidades reales de contacto en función de los horarios laborales y circunstancias personales.

-          La posibilidad de que los intercambios sirvan para reproducir discusiones parentales, convirtiéndose en momentos claramente conflictivos.

-          Que la estructura adoptada no impida que el niño pueda continuar disfrutando de sus actividades habituales.

Una vez adoptada una decisión en cuanto a esta cuestión, es preciso recordar que ésta responde a un momento puntual (el presente) y, por tanto, aun teniendo en cuenta los factores más fundamentales, es posible que en el futuro sea necesario realizar ajustes para responder adecuadamente a nuevas necesidades de los niños y/o de los padres.
Pautas básicas:
·         El plan de comunicación debe permitir mantener el vínculo emocional existente entre el niño y el progenitor que marcha del domicilio, por tanto, la calidad de la relación no debe disminuir por la ausencia de contacto. Si el pequeño ha venido manteniendo una relación próxima y amplia con el progenitor, no tiene demasiado sentido que se adopte un sistema que no facilite la continuidad de esa pauta.

·         Si hay hermanos, en general,  no es conveniente diferenciar excesivamente la pauta que seguirán los niños. Por ejemplo, no llevarse nunca al menor porque es excesivamente pequeño. No obstante, si la diferencia de edades es muy grande, en ocasiones será adecuado considerar pequeñas variaciones.

·         Es necesario adaptar el plan de comunicación según la edad y nivel de desarrollo de los niños:

    • Los bebés y niños muy pequeños no tienen muy claro todavía el concepto “tiempo”, disponen de una capacidad menor para adaptarse bruscamente a nuevas situaciones y están desarrollando los lazos afectivos. Por tanto, sería adecuado recurrir a contactos que supongan una relación regular y continuada con periodos cortos pero frecuentes e intentando en todo momento respetar sus rutinas cotidianas.


    • Los chicos mayores requerirán abordajes mucho más flexibles para evitar que el cumplimiento del plan interfiera en sus relaciones sociales y actividades


    • En general, los niños necesitan una pauta regular y continuada de contacto. La discontinuidad se ha demostrado más perjudicial que la ausencia total.

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