Cuando las rupturas conyugales se resuelven en la vía judicial, en un marco
de confrontación, se incrementa y mantiene el desequilibrio emocional asociado a los procesos de ruptura familiar, afectando de forma directa o indirecta a todos los implicados (adultos y niños). Frecuentemente observamos que se ve minimizada la capacidad de los progenitores para desarrollar y
aplicar estrategias que contribuyan a superar la situación y les evite entrar en un funcionamiento patológico que dificulta la adecuada resolución de los conflictos.
La Justicia Terapéutica (TJ), tiene aplicaciones en todos los ámbitos del
derecho, pero en el ámbito de familia resulta de especial interés para abordar de forma conveniente los procesos de familia
facilitando una adecuada resolución de los mismos y contribuyendo de forma
eficaz a evitar los negativos efectos que pueden derivarse desde posiciones
tradicionales basadas en la confrontación.
Desde esta perspectiva (TJ), los profesionales especializados (jueces, abogados, psicólogos....) contemplarán
unos criterios y actitudes que contribuirán a facilitar un mayor bienestar a los
implicados y que promocionan procedimientos preventivos y o paliativos centrados en
un buen afrontamiento de la ruptura familiar con sistemas y/o programas que
superan la confrontación y que facilitan
el bienestar y la salud psicológica de todos los miembros de la familia.
Este enfoque, no únicamente responde a una determinada (y necesaria) actitud y perspectiva
de los profesionales que intervenimos en estos casos, sino que también incorpora
el fomento de herramientas como la mediación familiar y de programas
específicos de ayuda y soporte para estas familias, de los que ya disponen algunas Comunidades Autónomas y que han mostrado sobradamente su eficacia.
Para saber más:
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